El Cafecito de hoy
"Mi viaje a África"
El pasado sábado
por la noche regrese de mi viaje misionero a la ciudad de Lamin. Una ciudad
situada en la parte central de Gambia en el continente africano. Ahora
entenderás porque estos días no había estado escribiendo el cafecito. Gambia es
un país muy pobre con apenas 2,165,403 habitantes. La mayoría de sus
vecindarios no tienen electricidad ni agua. Por eso la construcción de un pozo
y un generador eléctrico ha sido una bendición para los habitantes de Lamin, la
barriada donde tenemos nuestra escuela.
El comer carne para
la mayoría es un lujo. No hay centros de salud en las barriadas, por lo que
llegar hasta el hospital se hace imposible para muchos. Los niños carecen de
los alimentos necesarios para su desarrollo. El sembrar y cosechar se hace muy
cuesta arriba porque solo llueve tres meses en el año. La mayoría de mujeres dan
a luz en sus casas, por lo que hay una alta mortalidad de bebes. Las calles
carecen de asfalto, por lo que el polvo se adhiere a la piel y a las vías
respiratorias.
Pero algo llamo mi
atención. Esta gente siempre están sonrientes, amables y afectuosos. En medio
de toda su necesidad les brota la felicidad por los poros. Nos invitaban a entrar
en sus casas, sentarnos, conversar y tomar té.
Nadie tiene nada para si, ellos se comparten de las pocas cosas que tienen
entre ellos. En las calles adultos, ancianos, niños y jóvenes te saludan como
si te conocieran desde hace muchos años.
¿Como puede alguien en medio de tanta necesidad brindar
tantas sonrisas y cariño sincero; y nosotros, que lo tenemos todo, no podemos
tener paz y felicidad? Siempre estamos ansiosos por tener mas, sin vivir
agradecidos de todo lo que tenemos.
Todos los bienes que podamos conseguir en este mundo son
pasajeros. Nada nos podemos llevar de el, pero si hay muchas cosas que dejar.
El amor por las personas mas necesitadas es un signo de agradecimiento. Hay
quienes solo piensan en ellos y es el acto mas egoísta de un corazón. Así como
Dios nos amo, tanto que estuvo dispuesto a entregar su hijo por nosotros, así
debería ser nuestro compromiso con los que nos necesitan.
El mundo carece de gente con amor y compasión en su
corazón. Envueltos y agobiados en su día a día en busca de la felicidad. Pero
aun existe gente como los gambianos, que nos recuerdan que la felicidad no es una
meta ni un trayecto. La felicidad es una decisión.
"Pues
si uno es rico y ve que su hermano necesita ayuda, pero
no se la da, ¿cómo puede tener amor de Dios en su corazón?" (1 Juan 3:17) Es hora de despertar en tu corazón la
compasión y el amor por los mas necesitados. Hoy es lunes, día de nuevos retos
y nuevas oportunidades.
¿Qué tengas un día
bendecido!
Nestor Ortega
Nestor Ortega
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