"El ciego de la esquina"
El lunes en la mañana me desperté tarde. No escuche la
alarma del móvil y parece que Zoe tampoco. Ambos tirados en la cama como dos
osos invernando. De repente desperté de un sobresalto y mire el reloj. Eran las
8:30 am y debía de llevar a mi pequeña a las 9:00 am al colegio.
Me prepare en tiempo record y salí corriendo a buscar el
coche. Cuando íbamos saliendo a tomar la avenida principal el semáforo cambio a
rojo. Mientras esperaba la luz verde vi un señor ciego que se acercaba por la
acera. Al parecer conocía bien el camino, pero dos conos de plástico que cortaban
el paso lo desorientaron.
Había perdido el hilo del camino, iba a bajar a la calle
principal, así que sin pensarlo coloque el freno de mano y baje del coche a
ayudarlo. En ese momento el semáforo cambio a verde y muchos de los conductores
que veían que estaba asistiendo al ciego tocaban el claxon para que subiera a
mi coche.
Al parecer tenían tanta prisa que no podían esperar un
minuto mas. Me dio mucha rabia ver la frialdad de la gente en un caso tan
particular. A veces la prisa nos hace egoístas, pensando en que solo nosotros
tenemos la razón, que solo nosotros tenemos la prioridad, que solo nosotros
merecemos ser asistidos o atendidos.
A veces tenemos que detener nuestra maquinaria y bajar la
velocidad para poder mirar con exactitud a nuestro alrededor. Una vez hecho
esto, comenzaremos a darnos cuenta de las personas que nos necesitan a nuestro
alrededor.
Hoy en día vivimos en una sociedad fría e indiferente. Se
nos enseña a que luchemos solo por el beneficio propio. A que busquemos solo
nuestra propia comodidad, sin darnos cuenta las tantas personas que necesitan
un minuto de nuestro tiempo.
Date prisa, pero no corras. Así tendrás tiempo de voltear
a tu alrededor y mirar al ciego, al niño, al abuelo, a la señora o quien sea
que encarne a la necesidad. No dejes que la prisa enfrié tu corazón. No hay
nada mas grandioso en el mundo que ayudar a los demás.
"Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del
deber, sino de la felicidad" (José Martí)
Lo que hacemos por nosotros mismos muere con nosotros, lo
que hacemos por los demás y por el mundo permanece y es inmortal. No basta
levantar al débil, hay que sostenerlo después. Haz resucitar el buen samaritano
que llevas en ti.
"En fin, vivan en armonía los
unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal,
sean compasivos y humildes" (1 de Pedro 3:8) Mantén caliente tu corazón. #ViveFull
¡Que tengas un día
bendecido!
Nestor Ortega
http://bit.ly/2uh8WJ7