Buenos
días!
El Cafecito de Hoy.
Ya todos ustedes tienen que saber que soy enfermo con la playa. Amo el mar, la
arena y las olas. Y en mi amplia experiencia de muchos años he podido descubrir
que en la playa, no importa si la marea esta alta o baja, siempre hay y habrá
arena. La arena es sacudida de aquí a allá, es pisoteada por las olas, pero
siempre sigue ahí, no se marcha, no se cansa, siempre está a la orilla de la
playa esperando por las olas.
Lo
más importante de una playa es la arena, tal vez ella no lo sabe y por eso se
deja maltratar tanto de su esposo el mar. Al igual que esa joven hermosa, cuya
pareja ha destruido tanto su autoestima con maltrato físico y verbal, que por
más que sea golpeada y abusada, siempre está ahí. Piensas que él no es así, que
solamente está nervioso.
Que
tú a veces lo haces enfadar, sacarlo de sus casillas y que aunque se pasa con
los gritos, los silencios, el menosprecio, las amenazas o tal vez algún
bofetón, en el fondo eres tú la culpable por hacerle perder los estribos.
No
lo justifiques, ni lo protejas. No lo merece y él no va a cambiar. Ni tampoco te
quiere, porque cuando se quiere de verdad a alguien se le intenta hacer feliz,
no amargarle la vida, como hace contigo. No debes sentir vergüenza de
confesarlo. Debes contarlo y denunciarlo. Solo así evitarás que tal vez mañana
seas un número más de esa larga lista de mujeres que han muerto a manos de sus
parejas.
Amiga,
mujer, mírate al espejo, reflexiona, y si sientes que algo de eso te pasa a ti,
háblalo con alguien de tu confianza o acude a un Centro especializado donde
atienden a las mujeres maltratadas.
Recuerda;
Más vale llorar hoy por un amor perdido, que hacer llorar a tus seres queridos
por tu propia pérdida. Que aunque no haya huellas físicas de un maltrato, las
huellas que quedan en el alma por un maltrato psicológico, pueden ser imborrables.
Que
tengas un día Bendecido!
@ElCafecitoweb
Nestor
Ortega