El Cafecito de hoy.
“Palmaditas en la espalda”
Desde hace unos días mis noches han
cambiado. Nuestra pequeña Zoe paso de ser la bebe que dormía toda la noche a
despertarse cada dos horas con un llanto imposible para conciliar el sueño. Me
levanto de la cama, me dirijo a su habitación y la arrullo en mis brazos e
inmediatamente se calma y se duerme.
Esto sucede tres o cuatro veces cada
noche. Pero ayer me di cuenta de lo que realmente pasa. Ella despierta y al ver
que esta sola siente que la hemos abandonado, así que se echa a llorar. Así que anoche en vez de subirla a mis brazos
solo basto que le diera unas palmaditas en la espalda y le dijera estoy aquí,
tranquila, duérmete. Inmediatamente Cesó de llorar y se durmió.
Ella no necesita que le cante, la suba a mi
hombro, que haga que vea relámpagos y centellas para que sepa que su padre esta
ahí. Solo unas palmaditas en la espalda, escuchar mi voz y sabrá que no esta
sola.
Lo mismo hace Dios con nosotros. A veces estamos pasando por una
situación difícil, una dificultad que creemos que estamos enfrentado solos.
Pensamos que Dios no nos escucha, que nos ha abandonado. El nos da esas
palmaditas en la espalda para que sepamos que esta ahí con nosotros, que
cerremos los ojos y descansemos.
El problema es que nosotros queremos ver los
rayos y centellas, queremos ver los milagros de fuego cayendo del cielo.
Mientras que Dios decide mostrarse a nosotros de una manera mas sutil como un
silbó apacible. Con unas palmaditas en
la espalda y su voz diciéndote: Tranquilo estoy aquí. No te daré detalles, solo
agárrate de mi mano y confía.
Yo estoy
contigo y no te dejare. No se por lo que estas pasando en este momento, pero Él si lo sabe y quiere que confíes y que descanses. Tu padre
siempre esta a tu lado dándote las fuerzas necesarias para seguir adelante.
¡Que tengas un día Bendecido!
Nestor Ortega
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