Buenos Días!
El Cafecito de Hoy.
Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera. Un día vio que había un pequeño orificio y que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero.
El Cafecito de Hoy.
Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera. Un día vio que había un pequeño orificio y que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero.
El niño, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una
pequeña tijera hizo el agujero más grande y ahí fue que por fin la mariposa
pudo salir del capullo. Sin embargo, al salir la mariposa tenía un cuerpo muy
hinchado y unas alas pequeñas y dobladas. El niño esperaba que en cualquier
instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al
cuerpo.
Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía
arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. Nunca
pudo llegar a volar.
Lo que el niño en su bondad no entendió, fue que la lucha
requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en
que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas,
para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar.
La libertad y el
volar solamente podían llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la
lucha, también le fue privada su salud.
Algunas veces las luchas son lo que
necesitamos en la vida. Si Dios nos permitiera progresar por nuestras vidas sin
obstáculos, nos convertiría en inválidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes
como podríamos haberlo sido.
Cuántas veces hemos querido tomar el camino corto
para salir de dificultades, tomando esas tijeras y recortando el esfuerzo para
poder ser libres.
Que tengas un día Bendecido!
www.ElCafecito.org
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Nestor Ortega
Nestor Ortega