miércoles, 30 de marzo de 2016

“Mi Pantalón Roto”

El Cafecito de hoy.
“Mi Pantalón Roto”

Me encantan los pantalones rotos. La mayoría de mis pantalones están rotos en el área de las rodillas. Y siempre que me preguntan contesto bromeando que son mis pantalones para orar. Por eso ya están rotos en esa parte.  Hace días me di cuenta de una costumbre que tenía.  Y es que siempre uso crema para hidratar mi piel, puesto que casi siempre la tengo reseca. Ya explique en un cafecito anterior que casi no tomo agua y eso es un problema que estoy trabajando en mi. En fin, siempre me pongo crema humectante en las manos, la cara, el cuello y por último en la parte de la piel donde tengo roto los pantalones. 

Pero hace días mientras lo hacía me pregunte. ¿Por qué no me pongo primero la crema y luego el pantalón? Algo parecido nos pasa en la vida real. En vez de humectar todo nuestro cuerpo, solo untamos crema en las partes que son visibles, mientras que el resto de la piel que no se ve sigue ahí seco y pálido.  

¿Apariencias? Si… La mayoría de nosotros vivimos este síndrome de la Imagen.  Normalmente queremos aparentar lo que no somos. El problema es que pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos para nosotros mismos. La mala noticia es que la apariencia es una pequeña capa que al poco tiempo termina desgastándose. 

Todo sale a la luz “Y nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse.” (Lucas 12:2) ¿Por que en vez de solo querer aparentar, de solo querer humectar la parte de la piel que se ve en el exterior, no hidratamos nuestra vida desde el interior? Aquí es donde comienza todo. 

Dejemos de aparentar lo que no somos. Es tiempo de ser genuinos y vivir acorde a lo que decimos ser. Normalmente vivimos de apariencias para buscar aceptación con los demás. Hidratemos no sólo la parte de la piel del roto de nuestros pantalones, sino que hidratamos nuestro corazón. 

Vivir de apariencias es vivir una gran mentira, y lo peor de todo es que al final terminamos creyéndola nosotros mismos. Seamos genuinos, seamos auténticos, seamos quienes decimos ser.

¡Que tengas un día Bendecido¡
Nestor Ortega
www.ElCafecito.org