El
Cafecito de hoy.
“Mi
Pantalón Roto”
Me
encantan los pantalones rotos. La mayoría de mis pantalones están rotos en el
área de las rodillas. Y siempre que me preguntan contesto bromeando que son mis
pantalones para orar. Por eso ya están rotos en esa parte. Hace días me
di cuenta de una costumbre que tenía. Y es que siempre uso crema para
hidratar mi piel, puesto que casi siempre la tengo reseca. Ya explique en un
cafecito anterior que casi no tomo agua y eso es un problema que estoy trabajando
en mi. En fin, siempre me pongo crema humectante en las manos, la cara, el
cuello y por último en la parte de la piel donde tengo roto los pantalones.
Pero hace días mientras lo hacía me pregunte. ¿Por qué no me pongo primero la
crema y luego el pantalón? Algo parecido nos pasa en la vida real. En vez de
humectar todo nuestro cuerpo, solo untamos crema en las partes que son
visibles, mientras que el resto de la piel que no se ve sigue ahí seco y
pálido.
¿Apariencias? Si… La mayoría de nosotros vivimos este síndrome de
la Imagen. Normalmente queremos aparentar lo que no somos. El problema es
que pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. Estamos tan
acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos para
nosotros mismos. La mala noticia es que la apariencia es una pequeña capa que
al poco tiempo termina desgastándose.
Todo sale a la luz “Y nada hay encubierto
que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse.” (Lucas 12:2) ¿Por
que en vez de solo querer aparentar, de solo querer humectar la parte de la piel
que se ve en el exterior, no hidratamos nuestra vida desde el interior? Aquí es
donde comienza todo.
Dejemos de aparentar lo que no somos. Es tiempo de ser
genuinos y vivir acorde a lo que decimos ser. Normalmente vivimos de
apariencias para buscar aceptación con los demás. Hidratemos no sólo la parte
de la piel del roto de nuestros pantalones, sino que hidratamos nuestro
corazón.
Vivir de apariencias es vivir una gran mentira, y lo peor de todo es
que al final terminamos creyéndola nosotros mismos. Seamos genuinos, seamos
auténticos, seamos quienes decimos ser.
¡Que
tengas un día Bendecido¡
Nestor
Ortega
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