El Cafecito de hoy
“La leche materna y el dar a los demás”
Como todos saben, desde hace poco más de tres años, disfruto uno de los regalos más grandes que podemos recibir. El ser padres. La paternidad es una de las aventuras mas hermosas y peligrosas que un hombre pueda experimentar. En ella nos educamos cada día, moldeamos nuestro carácter y aprendemos a dar sin esperar nada a cambio.
Algo que pude aprender con nuestra primera pequeña Zoe y que ahora estamos volviendo a experimentar con nuestra pequeña Camila, es una enseñanza de vida maravillosa. Cuando nuestra bebe duerme, a veces por horas, mi querida esposa Raquel aprovecha para descansar. Pues todos sabemos que los bebes recién nacidos absorben mucho tiempo durante el día y la noche. Pero hay algo maravilloso que nos hace ver la perfección en todas las cosas que Dios ha creado.
Nuestra bebe puede estar profundamente dormida y de un momento a otro mi esposa siente como la leche materna comienza a subir a su pecho. Llega con un poco de dolor, pero es como una alarma anunciando que la bebe esta a punto de despertar para comer. Es algo impresionante. Puesto que en ese momento voy a su cuna y puedo ver que esta lista para despertar y entre sueño, con su boquita, comienza a absorber como si estuviera mamando.
¡Es increíble! Siempre que nuestra bebe esta a punto de llegar a su hora de tomar el pecho, este se rebosa de lo que ella necesita. Y esto me hizo pensar en este mismo fenómeno, pero en la vida diaria. Cuando recibimos abundancia es porque alguien más, cerca de nosotros, necesita. Y somos ese canal para hacer llegar esos recursos a aquellos que carecen de ellos.
El problema es que mientras mas recibimos mas acumulamos. Y muchas veces nos volvemos adictos a tener. Hoy por hoy en el mundo podemos ver como hay personas con tanto dinero y tantas personas en extrema pobreza. Se debe al síndrome de la falta de desprendimiento. Nos encanta atesorar, aunque no necesitemos. Pero es ya un daño que llevamos en nuestro ADN.
No digo que des todo lo que tienes, no digo que pierdas tus posesiones entregándoselas a otros. No quiero decir que debas descuidar los recursos de tu familia para darlos por ahí. Me refiero a que debemos sembrar una semilla de auxilio en nuestro corazón, para que este se mantenga cálido y no se enfríe por tanta maldad.
Hay mas de mil maneras creativas de ayudar a otros. Decir que no tenemos recursos es solo una excusa. Cuando Jesús le pidió a los discípulos que le dieran de comer a más de cinco mil personas, su respuesta inmediata fue – No tenemos con que… Y era cierto. Humanamente era algo imposible. Pero uno de los discípulos dijo – Hay un niño que tiene cinco panes y dos peces ¿Pero que es eso para tanta gente?
El busco una solución, que era casi imposible, pero por lo menos trajo una semilla de esperanza y compasión por la gente. Y esto es todo lo que necesitamos. Tener el deseo de dar, sentir piedad y misericordia por aquellos que la están pasando mal. Y Dios se encargara de multiplicar lo poco que tienes. Tanto así, que comieron todos y sobraron doce canastas de pan y doce de pescado. El niño se desprendió de sus cinco panes y dos peces, pero estoy totalmente seguro que después de comer hasta saciarse, el fue uno de los agraciados en llevarse un par de canastas de todo lo que sobro.
Siempre que estemos dispuestos a dar o a socorrer a personas que están en necesidad, el milagro llegara. Lo poco que tenemos será multiplicado para cubrir todas esas necesidades. Y cuando hablo de dar no solo me refiero a dar en alguna iglesia u organización, que no esta mal. Me refiero a que tu también puedes procrear maneras creativas de servir y socorrer a aquellos en situaciones difíciles.
Así mantendrás tu corazón sensible. Y un corazón sensible solo puede dar amor y compasión que es lo que mas necesitamos en estos tiempos.
¡Que tengas un día bendecido!
Néstor Ortega
https://bit.ly/2BzwRrt
“La leche materna y el dar a los demás”
Como todos saben, desde hace poco más de tres años, disfruto uno de los regalos más grandes que podemos recibir. El ser padres. La paternidad es una de las aventuras mas hermosas y peligrosas que un hombre pueda experimentar. En ella nos educamos cada día, moldeamos nuestro carácter y aprendemos a dar sin esperar nada a cambio.
Algo que pude aprender con nuestra primera pequeña Zoe y que ahora estamos volviendo a experimentar con nuestra pequeña Camila, es una enseñanza de vida maravillosa. Cuando nuestra bebe duerme, a veces por horas, mi querida esposa Raquel aprovecha para descansar. Pues todos sabemos que los bebes recién nacidos absorben mucho tiempo durante el día y la noche. Pero hay algo maravilloso que nos hace ver la perfección en todas las cosas que Dios ha creado.
Nuestra bebe puede estar profundamente dormida y de un momento a otro mi esposa siente como la leche materna comienza a subir a su pecho. Llega con un poco de dolor, pero es como una alarma anunciando que la bebe esta a punto de despertar para comer. Es algo impresionante. Puesto que en ese momento voy a su cuna y puedo ver que esta lista para despertar y entre sueño, con su boquita, comienza a absorber como si estuviera mamando.
¡Es increíble! Siempre que nuestra bebe esta a punto de llegar a su hora de tomar el pecho, este se rebosa de lo que ella necesita. Y esto me hizo pensar en este mismo fenómeno, pero en la vida diaria. Cuando recibimos abundancia es porque alguien más, cerca de nosotros, necesita. Y somos ese canal para hacer llegar esos recursos a aquellos que carecen de ellos.
El problema es que mientras mas recibimos mas acumulamos. Y muchas veces nos volvemos adictos a tener. Hoy por hoy en el mundo podemos ver como hay personas con tanto dinero y tantas personas en extrema pobreza. Se debe al síndrome de la falta de desprendimiento. Nos encanta atesorar, aunque no necesitemos. Pero es ya un daño que llevamos en nuestro ADN.
No digo que des todo lo que tienes, no digo que pierdas tus posesiones entregándoselas a otros. No quiero decir que debas descuidar los recursos de tu familia para darlos por ahí. Me refiero a que debemos sembrar una semilla de auxilio en nuestro corazón, para que este se mantenga cálido y no se enfríe por tanta maldad.
Hay mas de mil maneras creativas de ayudar a otros. Decir que no tenemos recursos es solo una excusa. Cuando Jesús le pidió a los discípulos que le dieran de comer a más de cinco mil personas, su respuesta inmediata fue – No tenemos con que… Y era cierto. Humanamente era algo imposible. Pero uno de los discípulos dijo – Hay un niño que tiene cinco panes y dos peces ¿Pero que es eso para tanta gente?
El busco una solución, que era casi imposible, pero por lo menos trajo una semilla de esperanza y compasión por la gente. Y esto es todo lo que necesitamos. Tener el deseo de dar, sentir piedad y misericordia por aquellos que la están pasando mal. Y Dios se encargara de multiplicar lo poco que tienes. Tanto así, que comieron todos y sobraron doce canastas de pan y doce de pescado. El niño se desprendió de sus cinco panes y dos peces, pero estoy totalmente seguro que después de comer hasta saciarse, el fue uno de los agraciados en llevarse un par de canastas de todo lo que sobro.
Siempre que estemos dispuestos a dar o a socorrer a personas que están en necesidad, el milagro llegara. Lo poco que tenemos será multiplicado para cubrir todas esas necesidades. Y cuando hablo de dar no solo me refiero a dar en alguna iglesia u organización, que no esta mal. Me refiero a que tu también puedes procrear maneras creativas de servir y socorrer a aquellos en situaciones difíciles.
Así mantendrás tu corazón sensible. Y un corazón sensible solo puede dar amor y compasión que es lo que mas necesitamos en estos tiempos.
¡Que tengas un día bendecido!
Néstor Ortega
https://bit.ly/2BzwRrt