El Cafecito de hoy.
¿Alguien ha visto la película “127
Horas”? Si no la has visto, te la recomiendo.
Relata la historia de
Aron Ralston. En el año 2003 este escalador de montañas se encontraba escalando
en un aislado cañón de Utah (Estados Unidos) y quedo atrapado en un pequeño agujero
cuando una roca cayó y le atrapo la mano.
Tan sólo las aventureras Megan y
Christie sabían dónde podría estar, porque se encontraron con él minutos antes.
Atrapado con solo dos cosas, con una cámara de vídeo y una navaja multiusos.
Ralston parece tener las horas
contadas allí: Su antebrazo derecho quedó atrapado bajo un enorme bloque de
piedras y estuvo así durante casi cinco días, hasta que se dio cuenta de que en
el lugar en el que se encontraba no sería rescatado. Entonces, decidió cortarse
su antebrazo derecho con una pequeña navaja.
Es espeluznante esta escena en la
que tienes que sacrificar una parte de tu cuerpo para poder salvar el resto de
él. Muchas veces en la vida real nos encontramos con esta situación en la que
debemos de sacrificar algo valioso o querido por nosotros para poder sobre vivir.
A veces debemos apartarnos
de cosas o personas que no nos permiten crecer, pero en ocasiones se torna
difícil llevar a cabo esta decisión. A veces el sacrificio y el dolor de
despojarnos de aquello que nos impide avanzar cuesta y es doloroso pero siempre
necesario.
“Es tiempo de cortar aquello en
nuestras vidas que nos detiene” ¿Dolerá? Sí, pero el corte es necesario. Es mejor
llorar dos o tres días que pasarnos toda la vida sufriendo y lamentándonos.
Hoy es el tiempo de
cortar lo que te detiene, lo que te daña, lo que impide tu felicidad. Lo que
piensas que hoy no podrás olvidar mañana será solo un simple recuerdo.
Que tengas un día
Bendecido!
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