El Cafecito de hoy.
"El Portafolios de mi Papa"
Cuando yo era niño mi padre trabajaba como maestro de matemáticas en un
colegio. Lo recuerdo llegar siempre a casa con un portafolios negro en el
hombro. Al parecer le gustaban estos tipos de mochilas puesto que crecí
viéndolo usar siempre uno de estos. Siempre lo usaba cruzándolo de un hombro a
otro. Si busco imágenes de mi niñez, en la mayoría de ellas situó la imagen del
portafolios ya como parte de la familia.
Hace algunas semanas cuando estuve en República Dominicana, conducía
de vuelta a casa a eso de las once de la noche. Cuando de repente a lo lejos
alcance a ver un señor parecido a mi papa y con un portafolios de este tipo en
el hombro. La persona que vi se parecía un poco, pero la mochila en su hombro
me hizo llegar cerca de él y verificar si se trataba de mi papa.
En nuestro diario vivir asociamos a las personas con elementos o recuerdos
de sucesos pasados, ya sean buenos o malos; y con el pasar de los tiempos se
vuelven como un sello en la frente de esa persona. Por eso cuando alguien
comete algún error es muy difícil desligarlo de ese suceso en nuestra
mente.
Siempre que vemos o pensamos en esa persona la asociamos a esos errores que
han cometido y por eso se hace tan difícil perdonar y olvidar. Yo creo en las
segundas oportunidades, porque yo soy una de ellas. Pero cuando estigmatizamos
a las personas como hacen con los animales, colocando una marca con acero
candente, la sellamos de por vida como "Aquel que no pudo ser perfecto". Como si nosotros realmente lo fuéramos...
Tan importante como perdonar es olvidar. Todo aquel que realmente deseé
cambiar merece ser perdonado, pero también que olvidemos lo que sucedió. Así
cada vez que veas a alguien caminar por la calle con un portafolios negro
sobre su hombro no te acercaras a verificar si se trata tu padre...
Decir yo perdono pero no olvido, es solo una manera de decir no se
perdonar. ¨Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que
ellos los traten a ustedes¨. (Mateo 7:12)
¡Que tengas un día Bendecido!
Nestor Ortega
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