¡Buenos días!
El Cafecito de hoy.
Hace unos meses fui a cantar a una iglesia en New jersey,
a ella asisten varios buenos amigos. A uno de ellos tenia mas o menos cinco
años que no lo veía. Y me sorprendió verlo tocando el piano, había mejorado
bastante desde la ultima vez que lo vi.
Al terminar el evento note que se fue
sin saludarme. Al día siguiente nos encontramos en la mañana y note que me
saludo con mucha indiferencia. Me sorprendió su actitud, así que se lo comente
a mi otro amigo para ver que sucedía.
Dos días después el pianista me escribió
vía Facebook pidiéndome disculpas por su comportamiento y confesándome el
porque de su actitud conmigo. Me dijo que la ultima vez que nos vimos yo estaba
tocando la batería en un evento, el tenia mas o menos 15 años y quería tocar,
yo le dije que me dejara tocar tranquilo y al parecer se ofendió desde ese
momento y ese enojo lo guardo hasta cinco años mas tarde. Yo le pedí
disculpas, porque no tenia ni idea de lo que habían hecho mis palabras durante
todo este tiempo.
Muchas veces hablamos sin pensar, ofendemos sin darnos cuenta
o tal vez conscientemente; sin saber el daño que pueden ocasionar nuestras
palabras. Cuantos amigos o familiares se han perdido por un momento de
discusión…
Piensa lo que vas a decir; tus palabras pueden ser ungüento para un
corazón que lo necesite o pueden ser una bala que mate una relación para
siempre. Piensa antes de hablar y mas si estas en un momento de tensión.
Tal vez no tengas la oportunidad de pedir perdón luego…
¡Que tengas un día Bendecido!
Sígueme en Twitter: @NestorOrtegaRd
Nestor Ortega
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